lunes, 24 de junio de 2013

[40] Análisis The Walking dead 1x01

No es casual que sin gran dificultad podamos establecer una analogía entre el comienzo del primer capítulo de la primera temporada de The Walking dead y el cuadro romántico de Friedrich Monje junto al mar. Cuadro y serie ofrecen una imagen pre-naufragio. El espectador   tiene ante sus ojos una pequeña distancia que le permite avanzar (o no) hacia el cuadro, meterse dentro del cuadro. 

Sin embargo, hay una diferencia importante entre estas dos imágenes, y es que mientras que en el cuadro Monje junto al mar es el espectador quien decide proyectarse o no en el cuadro y situarse junto al monje (aunque Kleist afirmase que esto era imposible a no ser que nos cortaran los párpados), el comienzo del capítulo de The Walking dead no nos ofrece esta posibilidad, puesto que es el coche de policía (o el monje de Friedrich) quien avanza hacia nosotros. De este modo, pasamos de la imagen pre-naufragio a la imagen del naufragio. 


La diferencia entre estas dos siguientes imágenes y las anteriores es que en estas últimas estamos metidos dentro del cuadro, no podemos tomar distancia, porque estamos dentro de ellas. 

En el cuadro de Friedrich Mar de hielo se nos muestra un naufragio provocado por la propia naturaleza que ya no nos acoge, sino que nos mata. De este modo, todo aquello en lo que confiábamos antes, ahora nos hace hundirnos, nos hace naufragar teniendo que construir por lo tanto, desde los restos del naufragio. 

En The Walking dead pasa algo parecido. Del coche que veíamos a lo lejos avanzar en la carretera, se baja un policía con un bidón de gasolina en la mano y examina lo que parece a primera vista, un accidente de tráfico. Sin embargo, a medida que la cámara avanza y se nos muestran las imágenes siguientes, que dan una importancia a los objetos (un triciclo, un muñeco de bebé, un peluche, etc.), nos damos cuenta de que no se trata tan solo de un accidente de tráfico, sino que hay algo más. Todo un camping desolado aparece ante nuestros ojos, una naturaleza muerta que parece haber sido arrasada. 


En un sonido ambiente en el que tan solo se oye el canto de los pájaros y el viento, de pronto suenan no muy lejos los pasos de una niña que se agacha a recoger un osito de peluche (a juego con las zapatillas) que había en el suelo. 

El policía, al verla, trata de consolarla y de ayudarla desde la distancia. Sin embargo, cuando la pequeña se da la vuelta, no es un rostro de niña lo que aparece, sino el de una especie de zombie, de monstruo frankensteiniano, que avanza con pasos robóticos cada vez más rápidos y emitiendo un ruido bucal hacia el policía, que sin dudarlo y acuciado por el pánico, le pega un tiro en la frente, lo que la hace desplomarse. 

Es interesante cómo ante el peligro, ante la incomprensión de lo que sucede (¿por qué la niña tiene semejante rostro que aunque  aparentemente humana, le hace parecer un monstruo?), el policía no duda en defenderse acabando con la amenaza.  

Esto ya aparecía sobre todo en las últimas páginas de la novelita de Kafka La metamorfosis, cuando la familia de Gregorio Samsa, aún sabiendo que el monstruoso insecto que ocupaba la habitación de su hijo Gregorio, era realmente su hijo, no podían remediar el espanto que les producía verle.  Mi hijo se ha convertido en un insecto, ese monstruo es mi hijo, ha salido de dentro de él, de acuerdo, pero ese monstruoso insecto no es mi hijo. 

En la serie veremos que en los siguientes capítulos una de las preguntas o dudas que tienen los personajes es si los "caminantes" o "mordedores" conservan todavía algo de humanidad, si todavía tienen recuerdos de su vida anterior o existe algo que les devuelva a su estado primigenio. 

Pero aquí, al igual que en la novela de Kafka, no es que la persona que ha sido mordida o arañada por un "caminante" se convierta o transforme en algo distinto de lo que es, sino que el monstruo sale de su interior, se convierte en lo que es, al igual que la crisálida se convierte en mariposa. No se trata tanto del monstruo en el que nos convertimos, sino del monstruo que somos, el monstruo está dentro de nosotros. De ahí que a partir de un momento determinado, en la serie se diga que los que todavía son humanos, si mueren aunque no sea porque les haya mordido o arañado un "caminante" se convertirán igualmente en "caminantes", resucitarán como "mordedores", ya que están infectados, o lo que es lo mismo, el enemigo no está fuera, sino dentro, el enemigo somos nosotros. 

Tras un breve flashback en el que se nos explica por qué el policía (Rick) se encuentra ingresado en el hospital, así como los problemas que tiene éste con su mujer (Lori) y su hijo (Carl) por su falta de comunicación, volvemos de nuevo al presente.   

El reloj del hospital se ha parado y las flores que le había llevado su amigo y compañero del cuerpo, Shane, se han marchitado. Rick ha despertado del coma, pero lo ha hecho en un mundo muy distinto al que había dejado. De esto se da cuenta en cuanto sale de su habitación. El hospital parece un paraje apocalíptico: todo está derruido, con cadáveres y caminantes intentando abrir la puerta de la cafetería cerrada con una tabla
 de madera y un candado. 

Tras conseguir salir del hospital, Rick observa tembloroso y espantado en una escena que recuerda casi de inmediato a la imagen en la que Escarlata O´Hara camina entre los cadáveres que ha dejado la guerra en Lo que el viento se llevó, que la realidad exterior no es muy distinta a la del hospital. 
                                                                                    
 Cientos de muertos se encuentran alineados en lo que antes podría haber sido los aparcamientos del hospital. 

La ciudad parece abandonada. Las calles están desiertas y tan solo se oyen los pasos de los pies descalzaos de Rick y el canto de los pájaros. 

Cuando Rick se dispone a coger una bicicleta para regresar a su casa, esperando que se encuentre allí su familia, una caminante, o más exactamente, la parte superior del cuerpo de una caminante, se arrastra por el césped intentando atacarle. 

Es interesante esta figura porque luego hacia el final del capítulo veremos que vuelve a aparecer pero de una manera muy distinta. Rick ya comprende todo lo que pasa en esta segunda aparición y el comportamiento de la caminante es o parece ser muy distinto. En esta primera imagen, la caminante aparece como una amenaza. Rick no sabe lo que ha sucedido, puesto que acaba de despertar del coma y tras su sueño ha despertado en un hospital abandonado y en una ciudad en la que aparentemente el único rastro de vida es la de esta figura que se arrastra por el césped y que intenta atacarle. 

Cuando Rick llega a casa, tras casi 25 minutos de capítulo en los que la única música que había era el sonido ambiente, aparece por primera vez una débil "banda sonora" que acompaña los gritos sollozantes de Rick llamando a su mujer y a su hijo mientras se dice a sí mismo que "esto es real, estoy aquí, tienes que despertar." Efectivamente, Rick no se cree todavía que esto le esté sucediendo, pero sabe que es real, que está en su casa, en su barrio y que las imágenes se le presentan de forma clara y directa y no de forma abstracta o confusa como aparecen en los sueños. 

Morgan y su hijo Duane serán quienes pongan al corriente a Rick de todo lo que ha sucedido. Es interesante la conversación que tienen, pues cuando Morgan termina de explicarle a Rick que tiene que tener mucho cuidado con los caminantes porque sus mordiscos y arañazos matan y que después de morir se resucita en forma de caminante; Rick no le pregunta cómo ha empezado todo esto o qué fue lo que le dio origen, sino que escucha y acepta las palabras de éste sin preguntar apenas nada. 


Los caminantes no son hombres (¿qué coño hombre?), pero parece quedar algo de humanidad todavía en ellos. La mujer de Morgan y madre de Duane, se ha transformado, pero todavía recuerda (o quizá tan solo sea casualidad), la casa donde vivía y por la noche se acerca a la mirilla de la puerta y gira el picaporte, queriendo entrar. 

Pero lo que importa no es tanto si los caminantes conservan o no algo de humanidad después de su transformación, como la visión que tienen de ellos los que todavía son humanos. Es decir, es toda la idea de que "somos en los ojos de los demás." Por lo tanto, son los humanos los que pueden reconocer (o no) a los caminantes como semi-humanos o como simples muertos andantes. Pero esta decisión, no está tan ligada a la razón como al sentimiento. Morgan, por ejemplo, no ha tenido ningún reparo en pegar un tiro en la nuca al caminante que Rick confundió con un hombre. Sin embargo, cuando murió su mujer y se transformó no pudo hacerlo. Ahora sabe que debía haberla matado, pero entonces, dice "me faltaron fuerzas para hacerlo" porque, y este es el tema, "es la madre de mi hijo." 


Todavía hoy, cuando su mujer ya se ha transformado y es otra caminante más que en cualquier momento podría matarle a él o poner en peligro a su hijo, es incapaz de dispararla. Morgan sabe que esa caminante ya no es su mujer, que su mujer ha muerto y que esa muerta andante nunca más le reconocería como su marido. Sin embargo, todavía ve humanidad en sus ojos tristes y sorprendidos, en su andar deambulante...  Sabe de sobra que no es ella...pero sigue siendo ella... o dicho de otro modo, todavía no se ha hecho a la idea de que está muerta.¿Cómo disparar a aquella persona a la que amas, aunque sepas que ya no es la misma, que ya no es ella? ¿Cómo matar a alguien que lo era todo para ti, cuando todavía puedes recordar todos aquellos buenos momentos que pasaste con ella, aunque sepas que ya los ha olvidado porque está muerta? En definitiva, ella, aunque transformada, sigue siendo la madre de su hijo y su mujer, y aunque no sea capaz de sentir, los sentimientos de Morgan hacia ella están todavía presentes.


La imagen contrapuesta a esta sería en la que Rick dispara a su compañero de cuerpo, Leon Basset, que aunque dice "nunca me cayó bien", afirma que "no puedo dejarlo así."







Es entonces cuando aparece de nuevo la figura de la caminante que ya había mencionado al principio. En la imagen de la derecha se la ve levantando una mano, incluso parece pedir ayuda. Se ve por lo tanto claramente la antítesis con la visión anterior. Aquí, Rick no le tiene miedo, sino que se apiada de ella diciéndole que "siento que te ocurriera esto." Y de este modo intenta aliviar su dolor pegándole un tiro en la nuca que la mate definitivamente. Aparece en esta escena de nuevo la música celestial que se presentó por primera vez cuando Rick regresa a su casa del hospital. 

Tras recoger algunas armas de la comisaría, Rick se dirige a Atlanta, donde hay un campamento de refugiados, al parecer con protección militar, alimentos y refugio. Intenta sintonizar desde el coche de policía con otros sobrevivientes, pero sin éxito alguno, pues aunque los hay, no consiguen comunicarse. Es de esta forma como se nos presenta a Lori, Carl, Shane, y otras personas que se encuentran refugiados a las afueras de la ciudad. 

Es interesante la doble moral que se está empezando a gestar ya para asumir esta nueva situación. Tras la trasmisión fallida, Lori dice que hay que poner carteles en la carretera para que los supervivientes que aún crean que hay un campamento de refugiados en Atlanta, eviten la ciudad, pues está arrasada de caminantes. Pero Shane dice que esto "es un lujo que no podemos permitirnos. Hay que sobrevivir, vivimos día a día." Mientras que Lori todavía piensa y siente la ética que hasta entonces estaba establecida en la sociedad, Shane se da cuenta de que esa moral ya no funciona. Ahora se trata de sobrevivir, imponiéndose por lo tanto la ley de la naturaleza que solo salva a los más fuertes. 

"Que Dios nos perdone"
Por su parte, Rick, ya ha presenciado los primeros suicidios de aquellos que no pueden o no quieren hacer frente a esta nueva situación. Son las tres actitudes: la de los suicidas, la de los que defienden la moral tradicional porque todavía la sienten y la de los que ya han asumido la nueva situación y se dan cuenta de que hay que crear nuevos valores. 
Cuando Rick llega a Atlanta, en unos fotogramas maravillosos que recuerdan casi de inmediato a los western de John Ford, se encuentra la ciudad asediada de caminantes.

En un intento de que el helicóptero que sobrevuela la ciudad y que aparece reflejado en la cristalera de un rascacielos le vea, comienza a galopar en su caballo, lo que atrae a los caminantes, que le rodean y le hacen caer. El caballo es inmediatamente devorado por los mordedores, pero Rick consigue refugiarse en el interior de un tanque de combate. 

Cuando todo parece perdido, en un movimiento en falso Rick se lleva la pistola a la cabeza, pero inmediatamente desecha la opción del suicidio y abre la tapa del carro de combate, refugiándose en él.                                                                                     

Otros sobrevivientes logran comunicarse con él a través de una radio que se encuentra en el búnker. No todo está perdido. 

Las imágenes finales muestran a dos  grupos de caminantes: unos alrededor del caballo comiendo sus vísceras, y otros encima del tanque de combate en el que se refugia Rick, intentando abrir la puerta. Todas estas imágenes están acompañadas, por cierto, de la canción Space Junk (Basura espacial) de Wang Chung. 



"Welcome to my world...It is full of space junk..."

"Bienvenido a mi mundo...Está lleno de basura espacial..."

 
                                                              Licencia Creative Commons
The Walking dead: capítulo I por Gracia Iglesias Mínguezse encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra enhttp://graciaiglesiasminguez.blogspot.com/.


lunes, 17 de junio de 2013

[38] Lo familiar se vuelve inquietante











"Es un mundo extraño"






















El sueño dorado


"Tuve un sueño. [...] En el sueño, aparecía nuestro mundo. Y el mundo estaba oscuro porque no había jilgueros. Y los jilgueros representaban el amor. Y esa oscuridad permaneció durante mucho rato. Y de repente, ¡miles de jilgueros quedaron libres, vinieron volando y trajeron la resplandeciente luz del amor! [...] Por lo tanto, creo que habrá problemas hasta que lleguen los jilgueros."


“Más azul que el terciopelo era la noche”